El 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, una fecha que fue instaurada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 2011 con el objetivo de “exhortar a los Estados Miembros, el sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales y regionales, así como a la sociedad civil, a que observen este día”.
“La desaparición forzada se usa a menudo como estrategia para infundir el terror en los ciudadanos. La sensación de inseguridad que esa práctica genera no se limita a los parientes próximos del desaparecido, sino que afecta a su comunidad y al conjunto de la sociedad”, explicó la ONU en su acta declaratoria.
El organismo resalta que esta práctica se convirtió en un problema mundial que no afecta únicamente a una región concreta del mundo, y en Argentina este año cobró una importancia central ante la desaparición de Santiago Maldonado.
“Las desapariciones forzadas, que en su día fueron principalmente el producto de las dictaduras militares, pueden perpetrarse hoy día en situaciones complejas de conflicto interno, especialmente como método de represión política de los oponentes”, resaltó la ONU.
El objetivo de los días internacionales es sensibilizar, concienciar, llamar la atención, señalar que existe un problema sin resolver, un asunto importante y pendiente en las sociedades para que, a través de esa sensibilización, los gobiernos y los Estados actúen y tomen medidas o para que los ciudadanos así lo exijan a sus representantes.
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