UNA
HERIDA QUE NO PARA DE SANGRAR
L
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as Islas
Malvinas son un tajo en el alma del colectivo argentino. En casi 200 años de apropiación
inglesa cuesta encontrar un absurdo como el que protagonizó esta semana el
gobierno argentino.
Goya, "El Aquelarre", 1798 |
Con ligereza, el gobierno antepone
condescendencia a su propia integridad. Por ideología o interés (o ambas),
reduce a la nada la memoria. Los habitantes de Malvinas ya manifestaron su
rechazo absoluto a cualquier posibilidad de acercamiento, y en los años
noventa las relaciones amigables y el
Osito de Di Tella fueron suficientes para saber hacia donde no hay que orientar
la estrategia.
Por un hipotético
apoyo en cuestiones financieras, la Alianza Cambiemos
pone en riego la firmeza del reclamo de soberanía sobre nuestras queridas y
dolorosas Islas Malvinas. Tira por la borda el apoyo de casi todo el mundo para
forzar la descolonización jaqueando la
institucionalidad al intentar ignorar la ley que el congreso votó por amplia
mayoría para proteger nuestros intereses en el Atlántico Sur.
Las idas y
vueltas de los últimos días entre el Presidente y la Canciller no aclaran
nada. No es esta una cuestión de prueba y error como tantas otras en estos diez
aciagos meses. Es una cuestión de sangrado. La sutura que detenga la hemorragia
no estará hecha de sumisión sino de firmeza y coherencia.
Fabio Faes
23 de
Septiembre de 2016
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